La velocidad y la potencia no siempre son el arma más eficaz en el pádel. Hay ocasiones en las que la delicadeza, lo sutil, la precisión, se ponen al servicio del espectáculo en la mano de los mejores jugadores de World Padel Tour. Es así como una dormilona o una dejada convierten alguna de las acciones de los jugadores profesionales en auténticas obras de arte.