Entrevista picante a Sanyo Gutiérrez (habla de todo)
El puntano, quien confirmó que en 2021 jugará con Belasteguín, no le escapa a la presión que representará “ser la pareja a vencer” dentro del circuito. Habló con Olé sobre todo: qué falló en su dupla con Stupaczuk, su fanatismo sobre Messi -a quien tiene tatuado- y más…
Carlos Daniel Gutiérrez (15 de junio de 1984, San Luis), conocido entre los suyos por ‘Sanyo‘, es uno de los mejores jugadores de pádel del mundo. En su posición, el drive, el número uno de la actualidad. A sus 36 años ya vivió al experiencia de dominar el World Padel Tour: fue líder del ránking mundial cuando formó una sólida dupla con Maxi Sánchez. Pero la última temporada la transitó entre vaivenes. Con Franco Stupaczuk buscó refrescar su motivación y continuar en la lucha por el mando del pádel mundial, aunque la pareja no terminó de cuajar y, pese a ganar títulos, decidieron separar sus caminos para el 2021
Ya instalado en Argentina, donde descansará junto su familia -hace un año fue padre- y pasará sus vacaciones, Sanyo habló con Olé. En la charla hablará sobre qué falló en su dupla con Stupaczuk, contará cómo fue la charla con Bela para unir fuerzas a partir del año que viene, recordará su primera experiencia en España y dejará títulos que transcienden el pádel. ¿Cómo cuáles? Es fanático de Messi, a quien lleva tatuado, aunque por cuestiones que no tienen 100% que ver con lo futbolístico.
– Tuvieron un largo parate, entrenaron unos días y volvieron a la cancha. ¿Cómo fueron estos meses de regreso a la competencia después de la cuarentena?
En lo general, el año fue raro. Los deportistas debidos adaptarnos a esta nueva normalidad de jugar sin gente y entrenar en casa. Pudimos empezar a compartir cancha 15 o 20 días antes de volver a competir, por lo que los torneos fueron algo raros. Pero creo que con Franco (Stupaczuk) podría haber sido bastante mejor porque se nos escaparon partidos que teníamos posibilidades de ganar. O, también, podría haber sido bastante peor porque ganamos otros que teníamos posibilidades de perder. Si tuviera que describir el año con una palabra es que fuimos una pareja “inestable”. No logramos nunca la solidez a la que venía acostumbrado con Maxi (Sánchez), donde jugábamos siempre al mismo nivel. Con Franco éramos capaces de ganar el torneo o de perder en primera ronda.
– ¿Encontrás una explicación a esa irregularidad? ¿Lo hablaron?
Sí, lo hablamos bastantes veces. Después del segundo o tercer torneo hubo una charla. La explicación que le daba la gente desde afuera era que no había feeling, pero no es así. Yo creo que el problema fue que no podíamos cuajar en el sistema de juego: yo juego al pádel de una manera y él de otra. En eso nos confundimos y no logramos encontrar el camino que nos lleve a la solidez. Él veía las cosa de una manera, yo de otra y no íbamos para el mismo lado. Simplemente eso.
– ¿Cómo fue la charla con Belasteguín para decidir unirse?
Con Bela siempre tuvimos muy buena relación. Fuimos rivales y adentro nos queríamos ganar constantemente, pero él ve el pádel parecido a mí. Tuvimos charlas y siempre hablábamos de jugar juntos. La gente dirá “por qué no se juntarnos antes”, pero eran contextos distintos: él permanentemente era el capitán de la pareja, pero ahora necesita a alguien que también asuma esa capitanía. Es lo primero que hablamos cuando nos juntamos: él necesita derivar responsabilidad y yo siempre he jugado con compañeros que he tenido que llevar la capitanía de la pareja. Siempre me sentí cómodo llevando los tiempos del partido o administrando los momentos, por eso creo que cuando Bela me llama, lo hace pensando en eso. Buscó a alguien en quien pueda derivar la responsabilidad de ganar un partido.
“Bela buscó a alguien en quien pueda derivar la responsabilidad de ganar un partido”
– Belasteguín dijo que la lesión del tendón quedó atrás. Con ambos físicamente plenos, ¿ser #1 del mundo es el objetivo de la pareja?
Sí, sin dudas que ser #1 es el objetivo. Considero que Bela sigue siendo, sino el mejor, uno de los mejores del mundo en el revés. Pero el hecho de ver el pádel similar a cómo lo veo yo hará que la comunicación sea mucho más fácil. Y es obvio que vamos a tener presión, o yo por lo menos la voy a tener. Cuando salen este tipo de parejas, lamentablemente tenés la “obligación” de pelear por el #1. Vamos a jugar por eso. La gente desde afuera nos verá como candidatos número uno y sería absurdo no asumir esa obligación desde que juguemos el primer partido.
– Vos ya tuviste la experiencia de ser número uno del mundo. ¿Pesa jugar cuando sos el claro favorito y todos sacan ese plus para bajarte?
Es una buena pregunta que he trabajado con mi psicólogo. Lo voy a decir claro: la sensación de jugar con alguien igual o mejor que yo no la tuve antes. Pero no es que me considere mejor porque sí, sino me refiero a ser más determinante en una pareja. Por eso ahora creo que tendré más presión que antes por tener al mejor jugador de la historia al lado. Cuando tengo a alguien con tanto CV como Belasteguín, que fue número uno durante 16 años, es otra cosa de lo que venía acostumbrado. Con Maxi fue distinto: nadie esperaba que ganáramos todo lo que ganamos ese año, como que íbamos a jugar sin presión y sin que nadie espere nada, entonces jugás suelto y te convertís en una pareja peligrosa. Y eso es lo que le pasará a los que jueguen contra nosotros. O es lo que pasa hoy: si le ganas a (Juan) Lebron y (Alejandro) Galán sos noticia. Y el año que viene, el que nos gane va a ser noticia también. Por mi parte lo estoy trabajando desde antes de jugar con Bela y me enfoco mucho en cómo voy a administrar la presión si se da un partido cerrado. Tengo claro a lo que me voy a enfrentar y será dar un paso más en mi carrera pero si no lo controlo, me puede afectar a nivel mental y eso me haría no jugar a mi máximo nivel.
“Creo que tendré más presión que antes por tener al mejor jugador de la historia al lado”
– En una entrevista con Olé, Belasteguín dijo que “ser número uno del mundo durante 16 años no fue bueno para el deporte”. ¿Coincidís?
Yo considero que Bela fue el mejor y, aparte, fue el primero que logró ser profesional del deporte en la nueva era. Él se adaptó al pádel antiguo y al moderno pero no es normal que un tipo sea el número uno tanto tiempo. Algo mal estás haciendo. Así también lo entiendo yo, por eso dice Bela que no fue bueno para el deporte. En el tenis, por dar un ejemplo, se lo turnan entre Nadal, Djokovic y Federer pero aparecen nuevos jugadores que pelean y ganan torneos. En el pádel eso no pasó hasta hace poco. Antes Juani (Díaz) y Bela hasta semifinales no corrían. Ganaban con la camiseta posta. Por eso él apunta que no favoreció al pádel. Si una persona está 16 años en la cima de un deporte es porque la parte de abajo no está funcionando, sino siempre algún pibe aparece y, al menos, te discute y te pelea los torneos. Sino es imposible. Yo dije que una vez que Bela termine su liderazgo, nunca más nadie iba a lograr estar mucho tiempo en el #1 y eso está bueno porque significa que hay un grupo que se prepara para ganarte.
– ¿En tu caso te preparaste pensando en ser #1 o la oportunidad se terminó dando casi naturalmente?
Cuando vos llegas a ser #1, estés 16 años o un mes, es cumplir un objetivo. Yo me fui tardísimo de Argentina. Tenía 23 años cuando me subí a un avión, Bela ya era Bela y y trabajaba en un taller de chapa y pintura. No soñaba que podía ser #1, pero he tenido la suerte de encontrarme con compañeros buenos y no tener lesiones. Cuando llegas a la cima te sentís completo pero mantenerte es distinto. Por ejemplo: Bela fue el que más diferencia marcó en este deporte, pero encontró a Díaz que pudo aguantar el nivel durante 13 años y después se cruzó con Lima, que lo bancó tres años. En este deporte es difícil. Paquito Navarro estuvo tres meses nada más, pero él no bajó el nivel y su pareja sí y se cayó. Es un conjunto de cosas: Bela tuvo la suerte o la virtud de encontrar ese compañero que se bancó la presión.
– ¿Y cómo te llegó esa oportunidad de pegar el salto al profesionalismo?
Jugaba torneos en San Luis, Córdoba, San Juan. Córdoba era lo más lejos que me movía. Yo hacia pareja con Jaime Serrano, un ex jugador crack de los 90′ que había vuelto a jugar y me ayudó mucho porque él la tenía muy clara. Y después apareció (Gustavo) La Gata Briner (NdR: ex número uno del ránking argentino durante varios años), quien me ofrece jugar torneos oficiales. Ahí empecé a viajar por el país y terminamos en 2005 o 2006 como los #1. En ese momento La Gata me dijo: ‘mirá, qué te parece si vamos a Europa, tenés ganas, tenés nivel y te puede ir bien en el deporte. Te tengo fe japonés’. Entonces me pagó el pasaje y con la ayuda de un patrocinador, que me dio paletas que yo vendía, pude viajar. Y como anduvimos con buenos resultados, me decidí a enfocarme de lleno en el pádel…
– ¿Pensaste qué hubiese sido de tu vida si no te animabas a subirte a ese avión?
Seee, estaría en el taller con mi hermano y mi padre. Hubiese seguido el camino de mi familia. No me considero un bruto pero no me gustaba estudiar, así que hubiese seguido ese camino familiar…
– Si bien pasaron sólo 15 años, en aquel momento volar a Europa era ir hacia lo desconocido. Pocos teléfonos, poco uso de Internet, sin redes sociales…
Comparto, creo que los jóvenes ahora tienen un camino algo más allanado. Hoy llega un chico que hace cuartos de final en Europa y sale en todos los Instagram de pádel. (Miguel) Lamperti cuando fue hizo semis y final y no se veía en ningún lado. Pero ojo: si bien desde ese lado es más fácil, hoy el gran problema que atraviesan los más pibes es la economía. Viajar y empezar a jugar sale mucho más que antes. Por eso no tenemos que dejar que el pádel termine acá y hay que ayudarlos para que puedan competir en el circuito que hoy es casi 100% español. Hoy los españoles a los 12 años hacen físico, psicólogo, de todo. Claro, a los 18 o 19 años están preparados para competir al alto nivel, algo que a nuestra edad no pasaba. Yo mi primera pretemporada la hice a los 23 años. No sabía lo que eran las pesas, la coordinación, la explosión. Yo jugaba al pádel entrenando tres veces por semana y punto. Hoy este deporte es súper profesional, los número #1 tienen 22 o 23 años.
“Cuando vos te vas de tu país no podés ir a boludear porque dejás familia y amigos. ¿Y para qué? ¿Para perder el tiempo?”
– ¿Y entonces por qué, pese a todas estas limitaciones, siguen saliendo los Tapia, Chingotto, Stupaczuk o Tello?
Yo creo que al argentino se le da muy bien todo lo deportivo. Hay buena materia prima en el país, pero hay algo puntual que siempre digo: en España juegan bien pero hay gente que enseña pádel sin saber y contagia o contamina a los niños. En cambio, en Argentina hay gente que no conoce nadie, ni la madre, pero son grandísimos formadores que trabajan muy pero muy bien la técnica en una pista. Entonces cuando un Chingotto o un Tapia tiene la posibilidad de dar el salto, van muy completos técnicamente y a eso le suman la parte física. Y hay otra cosa importante: lamentablemente y por desgracia, el argentino tiene mucho hambre, mucha necesidad de que le vaya bien. Cuando vos te vas de tu país no podés ir a boludear porque dejás familia y amigos. ¿Y para qué? ¿Para perder el tiempo? No, ni loco. Vengo acá a España, entreno hasta los domingos porque no tengo otra cosa que hacer y dejás todo por jugar. No tenés otra salida y le metés con todo para adelante. Entonces si vos ya tenés la técnica del pádel y te matás entrenando, hacés la diferencia. Siempre pienso eso. Hay pibes que dejan de ver a su mamá o a sus hermanos todos los días, entonces si te vas a tirar de cabeza por lo menos hace que valga la pena. Y en la cancha se nota.
Sanyo Gutiérrez lleva tatuada la firma de Messi en su brazo.
Sanyo Gutiérrez lleva tatuada la firma de Messi en su brazo.
– Te saco un ratito del mundo del pádel. Sé de tu fanatismo por Messi, a quien tenés tatuado. ¿Cómo te nació?
Durante gran parte de mi vida fui fanático del fútbol pero se fue apagando. No miro partidos. El otro día vi a Boca contra Racing y conocía a tres, a Tevez por mi edad. Fijate dónde me quedé. Pero Messi va más allá de lo que logró como futbolista. A mi no me gusta ser resultadista, no es que dije: “Bueno, desde que batió el récord de Pelé es mi ídolo”. A mi me representa más allá del deportista, que dicho sea de paso me parece asombrosa la diferencia que marca. Él me identifica en como vive el juego, que le pegan una patada y no se queda tirado sino que quiere jugar. No tiene esa picardía. Eso me gusta de él, que es un chico humilde que no se mete en problemas. A veces esperamos que los futbolistas sean políticas o economistas o que nos salven la vida. Él se dedica al fútbol y como persona lo elijo, es un referente para mí.
– ¿Y por qué creés que tuvo tanta resistencia en algún sector durante tanto tiempo?
Creo yo, sin ofender a nadie, que a nosotros nos gusta la polémica, que diga cosas o que se meta en algo y bardee. Por eso hay gente que no le gusta Messi, porque no habla mal de nadie. Cuando habló un poco en la Copa América saltaron todas las alarmas. Messi es el argentino que todos queremos ser.
Sanyo Gutiérrez lleva tatuada la firma de Messi en su brazo.
– Hay un sector que se identifica más con Maradona…
Yo a Maradona lo respeto, fue un genio del fútbol (NdR: incluso publicó una imagen en su Instagram el día de su muerte). Yo hablo de mi elección: a Maradona no lo elijo como ídolo, primero porque tenía dos años cuando ganó la Copa del Mundo y no viví esa emoción, y segundo porque su manera de ser no me atrae, por más que a mucha gente sí. Y está perfecto. A mi me identifica mucho más el perfil bajo, el tipo que se prepara cada día para ser mejor en silencio, sin líos. Mi perro se llama Roger, con eso te digo todo…
Fuente : diario ole Argentina
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